jueves, 31 de julio de 2008

Radovan, el gris

Cuando me enteré por los medios de la detención de Radovan Karadzic, ciertos recuerdos volvieron a mi mente, recuerdos que me llevaban a mi época de instituto, en la cual dedicaba parte de mis horas lectivas a hacer trabajos libres sobre la guerra de los Balcanes. Un tema que me apasionaba al cual destinaba quiza demasiado tiempo.
Sin duda alguna, la guerra de los Balcanes no se podría entender sin el personaje de Radovan, una persona con una obsesión compulsiva por conseguir que la gente que le rodeaba pensase y sientese como él. Este individuo serbo-bosnio no tardó demasiado en aliniarse con las posturas que defendía Slobodan Milosevic, el eterno sueño deseado de "La Gran Serbia". Los últimos cambios que se fueron produciendo durante aquel período empujaron al país a un creciemiento nacionalista en todas sus regiones, y Serbia tenía uno de muy alto.
La muerte de Tito que había lidiado con las confrontaciones nacionalistas en la ex-Yugoslavia, y había librado al país de la vertiente más dura del yugo comunista procedente de Moscú, sumado a la crisis económica que azotaba a todo el territorio debido a un coqueteo prematuro con el capitalismo americano habían llevado a toda esa situación irreconducible.
En un país donde diferentes regiones tienen distinta cultura y religión, añadido a que las diferencias entre ellos habían estado a la orden del día durante años no presajiaba nada bueno.
No pasaría mucho tiempo para que algunas regiones tomaran la iniciativa asumiendo decisiones que afectarían al devenir de los territorios de los Balcanes, ocasionando por lo tanto el levantamiento de la veda de las hostilidades. Eslovenia y Croacia, de mayoría católica, proclamaban su independencia, cosa que hacía añicos el sueño de Milosevic de La Gran Serbia, provocando los primeros conflictos armados dentro del territorio yugoslavo. Aunque el fin de la lucha armada no llegaría hasta 1995, un año después del comienzo de ésta, tanto Eslovenia como Crocia consiguen tener status de estado independiente. Justo ese mismo año de 1992, es Bosnia, de mayoría musulmana, quien decide independizarse, pero es aquí cuando la guerra de los Balcanes coge unos tintes más funestos. Bosnia que no contaba con un poder armamentístico como sus vecinos croatas, no pueden evitar las represalias del ejercito serbio, que con muchos menos contratiempos van acabando con la resistencia bosnia. Todo bajo el mando de Karadzic, líder del ejercito serbo-bosnio. Radovan era el primero que no iba a consentir que su Bosnia dictaminase su propio futuro sin el consentimiento de Serbia, y mucho menos permitir que aquellos que se enfrataban o no compartieran sus ideas se saliesen con la suya. El castigo que inflingió a Bosnia, durante aquellos tres años fue atroz, el terrible asedio contra Sarajevo, capital Bosnia, ciudad que le había visto crecer intelectualmente, el ataque indiscrimando contra la población civil musulmana o diferentes genocidios, siendo el más conocido el de Srebrenica fueron parte de las barbaridades que cometió y que concedieron aquel conflicto como ser el más espantoso después de los acontecidos en la Segunda Guerra Mundial en territorio europeo.
No es por tanto una sorpresa que la población Bosnia, saliese a las calles a celebrar efusivamente la captura de uno de los genocidas más crueles de la historia moderna europea, oculto en un disfraz de un esperpéntico Gandalf haciendo lo que más le gustaba, dar conferencias donde influenciar a la gente con sus teorías.
Esta captura y su consiguiente juicio en el tribunal de la Haya es más importante que la del mismo Milosevic, que aun habiendo sido el ideólogo no fue quien alzó el conflicto a un total dramatismo.

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