martes, 17 de septiembre de 2013

El fin de una injusticia por Wladimir "Coco" Balentien

Anteayer aconteció un hecho que llevaba esperando que sucediera desde hacía años y que dadas las circunstancias previas pensaba que tardaría aún mucho más en poder ver. El mítico récord de home runs de Sadaharu Oh fue batido al final por Wladimir "Coco" Balentien. Este jugador proveniente de Curaçao, en las Antillas holandesas, había conseguido un hito que bateadores de renombre como Bass, Rhodes o Cabrera, no pudieron lograr en su momento. Han tenido que pasar casi 50 años para que por fin este jugador de los Yakult Swallows pudiese acabar con dicho récord y con la polémica que le envolvía. La repercusión de tal hecho ha sido tal que ha sido portada de periódicos y titulares de noticiarios deportivos en todo el mundo beisbolístico, y en Japón ha tenido una cobertura especial como tal acto merecía. Balentien ha entrado en la historia del béisbol japonés por la puerta grande, ha escrito su nombre en mayúsculas en la cronología deportiva de su club, los Yakult Swallows, uniendo su nombre al de jugadores de la envergadura de Atsuya Furuta. Ya nadie olvidará lo que ha logrado, no sólo batir un récord histórico, también enterrar por fin un debate incómodo que se estaba alargando demasiado.

Balentien batiendo el récord de Oh consiguiendo su home run 56

A lo largo de este blog he ido hablando bastante sobre este polémico récord y todo lo que ha generado a su alrededor, abarcando desde pequeños comentarios a dedicarle una entrada entera. Pero sería injusto por mi parte, no dedicarle aunque sean unos minutos de mi tiempo para explicar levemente el por qué de su importancia.

Foto de Randy Bass
Randy Bass

Sadaharu Oh estableció el récord, hasta anteayer vigente, de 55 home runs durante una temporada regular, sin contar playoffs, en 1964, cuando jugaba en los Gigantes de Tokio. Desde ese momento ningún otro jugador se había acercado tanto a esa cifra como Randy Bass en 1985. El año por antonomasia más glorioso para los Tigres de Kansai, consiguieron los títulos de la liga central y las series japonesas, Randy Bass su figura estrella por aquel momento consiguió la cifra de 54 home runs. En un partido que está aún en la retina de muchos aficionados de los Hanshin Tigers, su equipo se enfrentaba contra los Giants en el último encuentro de la temporada, y es entonces cuando el senador demócrata por Oklahoma desde 2004, cada vez que le tocaba el turno de bateo, el pitcher de los Giants le lanzaba bolas intencionadas, lejos de la zona de strike y fuera del alcance de Brass. Fue entonces cuando su produjo un gesto que nadie olvidará, Bass cogió el bate al revés, agarrándolo por la cabeza, y siguió manteniendo su pose de bateo, dando a entender, a parte de la frustración del momento, que ni a esas el pitcher le iba a lanzar una bola buena. Casualmente el entrenador de los Yomiuri Giants en aquella época era el mismo Sadaharu Oh. Las suspicacias sobre tal acto fueron en aumento y acabaron por confirmarse cuando primero un pitcher americano, que jugaba en los Giants aquella temporada, comentó que tenían establecida una multa de 1000 dólares a quien se atreviera a lanzarle una pelota a Bass en la zona de strike. Y por último, tras un trabajo de investigación periódistico por un magazine japonés se descubrió que Oh había dado la orden de impedir que Bass igualara o superara su récord de home runs.

Foto de Tuffy Rhodes
Karl Derrick "Tuffy" Rhodes

Un caso similar volvió a producirse de nuevo en el año 2001, cuando Tuffy Rhodes, jugador americano que militaba por aquel entonces en las filas de los Kintetsu Buffaloes igualó el récord de Oh de 55 home runs. A pocos partidos de acabar la temporada, el equipo de Rhodes, que ya se había asegurado el título de la liga pacífica, se enfrentaba a los Daiei Hawks, entrenados por aquel entonces por Sadaharu Oh. La experiencia que sufrió Bass en su momento no fue muy distinta a la experimentaba por Rhodes, que vió como lanzamiento tras lanzamiento no paraban de llegarle bolas lejanas a su posición, imposibles de batear. A cada turno de bateo acababa embasándonse automáticamente, sin haber tenido la oportunidad de batear. Rhodes, que solía tener un fuerte carácter en el terreno de juego, no dudó en quejarse públicamente ante tal acción antideportiva. Los medios de comunicación especializados cogerien el guante y apuntaron directamente a Oh.

Foto de Álex Cabrera
Álex Cabrera

Un año después, en el 2002, el rival de Rhodes por conseguir el mejor registro de home runs cada temporada, Álex Cabrera, le pasó exactamente igual. El jugador venezolano de los Seibu Lions se encontró en la misma situación que Rhodes el año previo. Con 55 home runs en su haber, y con el título de campeones de la liga pacífica ya casi bajo el brazo, había de enfrentarse también a los Daiei Hawks de Oh. Y como le sucediera a Rhodes, él tampoco tuvo la oportunidad de poder batir el récord. Sin embargo, al contrario que Rhodes, Cabrera tuvo más partidos después de superar las series con los Hawks, con lo cual podría haber batido el récord durante el transcurso de estos, cosa que al final no pudo hacer. Al acabar la temporada, durante sus vacaciones en Venezuela, comentó que al igual que le había pasado a Rhodes sintió cierta frustración por lo sucedido ante los Hawks, pero que tras aquello se había enfrentado a otros equipos, donde algunos de sus pitchers no habían tenido ningún problema en lanzarle pelotas en condiciones, por tanto hubiese tenido la ocasión de batir el récord de Oh. En este aspecto añadió que existía una línea de pensamiento en el deporte japonés donde estaba mal visto que los extranjeros batieran sus récords, sin embargo aportó que estaba concentrada en ciertos sectores más cerrados, no representando a todo el deporte en su conjunto. Por ello quiso agradecer a todos aquellos pitchers, y por extensión a sus entrenadores, que se atrevieran a competir correctamente contra él, dejando de lado actitudes antideportivas.

Foto de Wladimir Balentien
Wladimir "Coco" Balentien

Esta temporada 2013, lo que ansiaron hacer Bass, Rhodes y Cabrera, lo consiguió este jugador de 29 años, que había pasado por equipos de la Major league como los Mariners y los Reds, y que llevaba casi 3 años en la liga japonesa. Balentien sería el arquetipo de jugador del que trata la película Moneyball, no destacando demasiado, pero con un potencial aún por descubrir. Sus inicios fueron bastante prometedores cuando comenzó en el 2000 su andadura profesional en la Minor League con los Arizona League Mariners, filial de los Seattle Mariners. En aquella liga estatal, la Arizona League, destacó como jugador llegando a ser All-Star. En el año 2003, ya batió su primer récord de home runs, en este caso de la liga de Arizona, que poseía Luís García con 13, dejando el nuevo registro en 16HR. Marca que no fue superada hasta 2012 por Joey Gallo. Finalmente su paso a la Major League llega en 2007, sin embargo tanto en los Seattle como luego poco después en los Reds, su presencia fue bastante modesta, hasta que en 2010 vuelve a las ligas menores de la mano de los Louisville Bats, filial de los Cincinnati Reds. En 2011 cruza el charco y firma con el equipo japonés Yakult Swallows donde sus dos primeros años consigue llevarse el título de máximo anotador de home runs con una cifra de 31 en los dos años. A pesar de este reconocimiento, y de ser elegido All-Star en esos dos años, su promedio de bateo seguía siendo muy bajo. Es entonces cuando Junji Ogawa, entrenador de los Swallows, decide mejorar el defecto que tiene Balentien a la hora de batear, y que no tenía nada que ver con su técnica, sino con su impaciencia. Hasta ese momento los Yakult Swallows sólo se habían preocupado que su bateadores hicieran hits que impulsarán a los corredores por las bases, por tanto el motivo del fichaje de Balentien nunca fue por su habilidad de hacer home runs, es a partir del 2013 que se decide mejorar esta particularidad. Durante esa temporada se hace visible la mejora en este aspecto, llegando a finales de agosto a una increíble marca de 50 home runs, teniendo dos meses aún por delante para amenazar el récord de Oh. El 11 de septiembre en un encuentro contra los Hiroshima Carps iguala la mítica cifra de 55, igualando el registro de los antes mencionados Oh, Rhodes y Cabrera. Finalmente el 15 de septiembre, anteayer mismo, la supera con un fabuloso home run que entraba en la historia del béisbol japonés. En ese mismo partido contra los Hanshin Tigers, consigue un segundo home run, elevando la cifra a 57 y superando también el récord de Asia que había sido establecido en el 2003 por Lee Seung-Yeop con los Samsung Lions de la liga surcoreana.

Balentien logrando su home run 57

La historia de Coco Balentien aún no ha acabado, la cifra aún puede aumentar y poner el registro todavía más inaccesible para futuros bateadores. Lo que sí está claro es que ya nadie le podrá quitar el lugar que se merece en el béisbol japonés, terminando de una vez por todas con un debate polémico que se contraponía a lo que estaba sucediendo en Estados Unidos con los jugadores japoneses, dejando en mal lugar no sólo a los responsables de dichas acciones sino a todo el deporte en sí. Es cierto que varios de los extranjeros que han jugado en la liga japonesa han batido muchos de los récords que estaban establecidos por jugadores japoneses, pero no es menos cierto, que éste en cuestión había cogido cierta indeseada importancia debido a la polémica previa que se había generado en torno a él, convirtiéndolo para algunos en algo incómodo y para otros en algo patrio que había que defender. Si en su momento Bass hubiese batido dicho récord nunca hubiese cogido dicha importancia, que por cierto en 1985 carecía.

Foto de Sadaharu Oh
Sadaharu Oh

Sadaharu Oh en su empeño por que su récord no fuese batido, se convirtió en el instigador, el provocador de dicho sentimiento y de otorgar dicha importancia, que lamentablemente ha durado hasta nuestros días. Sin embargo la complicidad que anteriormente hubiese podido tener por parte sus colegas de profesión, por aficionados al béisbol y por parte de la misma sociedad japonesa se fue diluyendo al ver como jugadores japoneses como Ichiro Suzuki batían récords en Estados Unidos, sin que nadie pusiese ningún impedimento en ello, más bien todo lo contrario, reconociéndolos y premiándolos. Tras ser su récord superado, las primeras declaraciones de Oh fueron: "Tengo ganas de ver hasta donde es capaz de llegar" (どこまで行くが楽しみ)
Personalmente creo que Balentien no es realmente consciente de lo que verdaderamente ha logrado, quizá hayan de pasar varios años para que se dé cuenta de lo que ha conseguido. Actualmente la sociedad japonesa ha cambiado bastante, y el recelo hacia lo extranjero ya no es tan notable, ni tan presente como años atrás. Actitudes antideportivas como las cometidas por los equipos de Oh, ahora son castigas con abucheos y silbidos por la mayor parte de los espectadores, el fair-play se impone y no entiende de orígenes, sólo de juego limpio.
Pero para todos siempre nos quedará esta imagen que ya es parte de la historia:

Gig animado donde se puede ver la animación de Balentien logrando el home run número 56

domingo, 15 de septiembre de 2013

Jackie Robinson

Ayer tuve la oportunidad de ver por fin la película que esperaba con ansía desde principio de año, 42. Una película que tendría que ver todo aficionado al béisbol para descubrir que hubo un antes y después de la aparición de Jackie Robinson. Un ejemplo, una referencia, un ídolo, un modelo a seguir tildarían algunos sin que faltasen a la verdad. Jackie Robinson fue el primero de muchos otros, el primero en romper las barreras raciales en el mundo tan homogéneo del béisbol de aquella época. No voy a negar que cuando supe sobre la existencia de este personaje tan relevante, ya bastantes años atrás, no tuve ninguna duda en escoger a los Dodgers como mi equipo de la MLB. No concretamente por Robinson, sino más por Wesley Branch Rickey, el manager general de los Dodgers, que en aquella época donde la segregación racial estaba tan arraigada en la mentalidad norteamericana, se atrevió a apostar por un jugador de color. Algo que en aquel momento tuvo una gran repercusión, una presión asfixiante sobre Rickey y una oleada de reproches por considerarlo un desafío a los pilares de toda una sociedad. Sin embargo, fue a través de la cronología beisbolística que se demostró que aquella actitud perseverante que había tenido Branch Rickey había sido la correcta, colocando a los dos personajes en un lugar especial en la historia del béisbol norteamericano.


El hecho en sí es que la contratación de Jackie en 1945 tuvo en un primer momento más desventajas que ventajas, pasando desde intentos de huelga por parte de jugadores de equipos contrarios, como los del Saint Louis Cardinals que se negaban a jugar contra una plantilla que contase con un jugador de color, hasta intentos de hacer igual por parte de sus mismos jugadores de los Brooklyn Dodgers. Rickey tuvo que hacer frente a todos los prejuicios que afloraban en su mismo club, para que Jackie pudiese adaptarse de la mejor forma posible a su nueva vida deportiva y demostrar su valía. Pero sería injusto olvidarse del comisionado de la liga nacional, Happy Chandler, que procuró por encima de todo parar cualquier tipo de acción extradeportiva que tuviese como objetivo bloquear el transcurso normal de la competición.
Por su parte, como es obvio, Jackie Robinson tuvo que superar todo el rechazo que se encontró en el terreno de juego, no sólo por parte de sus compañeros de profesión, sino también del público. Un odio, una violencia verbal a la cual no podía contestarla con la misma moneda, sino que con paciencia, templanza y nervios de acero. Había de demostrarles en el campo a todos ellos que era tan buen jugador como los demás, y que se podía ganar el respeto de todos ellos con el trabajo y el esfuerzo diarios. Sin embargo, un sentimiento tan negativo y visceral como el que puede surgir de los prejuicios, del odio a lo diferente, suele ser ciego, y por mucho que Robinson intentase probar su valía, no conseguía cambiar la percepción que había sobre él. Es entonces cuando varios de sus compañeros de equipos comenzaron a defenderle públicamente con declaraciones a su favor, y entre ellos cabe destacar a Pee Wee Reese, una de sus declaraciones que más se recuerdan fue cuando dijo que se podía odiar a un jugador por muchos motivos, pero nunca por su color de piel. Pero el momento que pasó a la historia fue en 1948 cuando en un partido en Cincinnati, Ohio, contra los Cincinnati Reds, en el precalentamiento, ante los abucheos constantes sobre Robinson, Reese se acercó a Jackie y se apoyó sobre él poniendo un brazo sobre sus hombros. Este gesto tan sencillo de compañerismo tuvo una repercusión más profunda de lo esperada, llegando a ser el inicio de un cambio de tendencia, durante el cual, se comenzaría a juzgar a Robinson por su juego, no por su color de piel.

Foto de Jackie Robinson y Pee Wee Reese imitando el gesto que tuvieron en el campo dentro del vestuario
Jackie Robinson y Pee Wee Reese

Una vez roto el cascarón de los prejuicios en el béisbol, otros equipos no tardaron en seguir el ejemplo de los Dodgers y comenzar a fijarse en buenos jugadores que competían en las ligas negras. El primero de todos ellos fueron los Cleveland Indians, que en 1947, 11 semanas después del debut oficial de Jackie Robinson en la liga nacional con los Brooklyn, decidieron contratar al jugador de color, Larry Doby, y un año después a Satchel Paige, siendo los dos primeros afroamericanos en debutar en la liga americana. Por su parte el rival por excelencia de los Dodgers, en aquella época los New York Giants, no se quedaron atrás y contrataron en 1949 a Monte Irvin y a Hank Thompson, los dos primeros jugadores que no fueron contratados directamente desde las ligas negras, el primero había pasado previamente por la liga mexicana y el caso del segundo era más especial todavía, porque ya había debutado en la MLB cuando fue fichado dos años atrás por lo Saint Louis Browns, los actuales Baltimore Orioles. Un par de años más tarde se uniría a ellos Willie Mays, convirtiendo a los Giants en el primer equipo de las ligas mayores con los tres jugadores exteriores afroamericanos. Pero quizá los Giants fuesen un caso especial, ya por el 1902, cuando John McGraw era su manager general, probó de fichar a un jugador de color llamado Charlie Grant, ante la prensa y aficionados intentó pasarlo como un jugador de ascendencia india, sin embargo no le dio resultado y tuvo que ceder en su empeño.
Los fichajes de jugadores de color fue una tendencia progresiva que acabó por extinguir a las ligas negras, que veían como sus grandes estrellas se iban a las ligas mayores. Por supuesto hubieron equipos que se mostraron durante un tiempo más reticentes a la adquisición de jugadores de color, sobre todo por la presión que ejercía sus respectivas comunidades ante dicha idea, y una de las que poseía más fuerza de persuasión era la de Boston. Los Red Sox fueron el último equipo de la MLB en unirse a lista. No fue hasta 1959 que fichó al jugador de color Pumpsie Green.
Volviendo a la película 42, si no fuese porque tratase sobre Jackie Robinson, y de ahí su gran valor, no sería una película a destacar, más bien la encontré bastante corriente e incluso en algunos momentos inconsistente. No tiene nada que ver con la película original, mucho más cautivadora que la actual, si tuviese que elegir me quedaría con ella.


Rodada en 1950 y protagonizada por el mismo Jackie Robinson, explica de una manera más estructurada las vivencias de Robinson, no sólo de su etapa Dodger, sino también durante la previa y la posterior. El final es digno de destacar, dado que muestra lo que significó en el mundo del deporte su presencia.
Por otro lado, es curioso observar como una película de este calibre fue rodada en 1950, cuando la presencia de afroamericanos en ellas era casi nula y se reducía a personajes secundarios. Si uno tiene la oportunidad de verla entera, acabará teniendo la sensación que el argumento es más moderno del que correspondería a aquella época. Sin duda si Jackie Robinson no hubiese sido quien fue y sobre todo si el béisbol no hubiese tenido la fuerza y la repercusión que tuvo, está película de esta manera jamás se hubiese rodado.
Como he explicado antes, 42, como película de béisbol tampoco es de lo mejor que se puede ver. Sin embargo, tras la recomendación de un colega decidí ver la película Moneyball. Con un argumento atrayente y basada en una historia real, el espectador puede adentrarse en una trama magnífica y aceptar el reto que nos proponen de cambiar la manera de ver o juzgar ciertos aspectos que tenemos preconcebidos. Sin duda es un homenaje al béisbol, y extrapolándola, a cualquier deporte o a cualquier aspecto de la vida, todo esto transmitido a través de una impresionante película.


jueves, 12 de septiembre de 2013

El dilema de Steve Bartman

Ayer mismo mientras seguía con emoción si Wladimir "Coco" Balentien igualaba o superaba el récord de Home Runs de Sadaharu Oh durante el partido de la liga japonesa de béisbol que enfrentaba a los equipos de Hiroshima Carps y Yakult Swallows, equipo donde milita. Estuve pensando en los demás jugadores que habían tenido esa oportunidad y no lo habían conseguido, como Randy Bass que en 1985 cuando militaba en los Hanshin Tigers se quedó a 1 solo home run de igualar el récord de 55HR, o de Tuffy Rhodes y Álex Cabrera que consiguieron igualarlo, en 2001 y 2002 respectivamente, pero no superarlo. Por motivos que no entrare a valorar aquí pero que se pueden leer en el enlace de arriba.


Al pensar en esas injusticas deportivas, me vinieron a la cabeza otras, y una sobre todas las demás se me quedó. En realidad conocía el hecho y la gran repercusión que tuvo, pero no conseguía recordar el contexto exacto, como qué equipos jugaban, y si era un partido regular o de playoff. Buscando un poco por la red lo encontré fácilmente; era el incidente de Jeffrey Maier, el caso es que este niño, lo era en 1996, no se le ocurrió otra cosa que coger una bola que iba a su posición metiendo el guante dentro de los límites del campo. Es lo más normal del mundo que un aficionado que asista a un partido de béisbol intente coger cualquiera de las bolas perdidas que salen disparadas hacia el público durante el transcurso de un partido, lo malo es que en este caso si Jeffrey no hubiese alargado el brazo más allá del muro que limita el campo del juego, la bola hubiese estado siguiendo viva y el right fielder, Tony Tarasco, la hubiese podido coger, eliminando al bateador Yankee en cuestión, aunque por supuesto, es tan solo una hipótesis. La controversia viene dada en el contexto, el incidente se produce durante la octava entrada del primer partido de la final de conferencia Americana entre los Baltimore Orioles y los NY Yankees en Nueva York, el resultado en ese momento iba 4 a 3 a favor de los Orioles cuando se produce esa jugada. El lío viene cuando el árbitro más cercano a la jugada da validez a lo acontecido y otorga un home run a los Yankees ante las protestas airadas de los jugadores de Baltimore. Los Yankees empatan el partido a 4 y finalmente se lo llevan por un resultado de 5 a 4, en la segunda entrada extra, la enésima. Ese año los Yankees se meten en las World Series que acabarían ganando contra los Atlanta Braves.


No hay que ser demasiado listo para imaginar como debían sentirse parte de los aficionados de Baltimore ante tal hecho, aún se pueden encontrar referencias sobre el incidente de Jeffrey Maier por parte de dichos aficionados y no precisamente son cordiales. Por otro lado, Jeffrey Maier se convertió en un personaje bastante popular entre los aficionados Yankees, que en cierta manera agradecían el gesto que había tenido en aquel momento. Pero mirando friamente los números, es cierto que luego Baltimore ganó el segundo partido y quizás si hubiese ganado el primero, como parecía que podía pasar, se hubiese encontrado con un 2 a 0 a su favor, pero también es cierto que luego perdió los 3 siguientes partidos. Acabando el resultado en un contundente 4 a 1. Por tanto el incidente, aunque notorio y controvertido, en un principio no tenía porque haber incidido gravamente sobre el resultado final.
Mientras buscaba sobre el incidente de Jeffrey Maier descubrí que años después había sucedido uno similar pero con consecuencias totalmente diferentes, al cual denominaré el dilema de Steve Bartman. En este caso me remonto al año 2003, en las finales la conferencia Nacional se enfrentaban en Chicago los Florida Marlins y los Chicago Cubs por un puesto en las World Series, a la llegada de aquel sexto partido, los Cubs iban por delante 3 partidos a 2, con lo cual si ganaban ese partido se metían en las finales mundiales. En la octava entrada de ese sexto partido los Cubs iban ganando 3 a 0, era turno de bateo para los Marlins, tenían un eliminado y un corredor en segunda base, al llegar el turno del siguiente bateador, uno de sus bateos salió disparado hacia atrás, dirección contraria al campo de juego, lo que se denomina una foul ball, en este caso, si cualquier jugador del equipo contrario tiene la oportunidad de coger esa bola antes de que toque el suelo, el bateador es automáticamente eliminado. Eso mismo pensaba hacer el left fielder de los Cubs, Moisés Alou, pero justo cuando tenía intención de cogerla, Steve Bartman junto a otros espectadores más alargaron los brazos dentro de los límites del terreno de juego para intentar coger la bola, Steve no pudo atraparla, pero interrumpió su trayectoria e hizo que fuese imposible que Alou pudiese alcanzarla. En los videos se puede apreciar el run-run que comenzó a surgir en el estadio al descubrir que uno de los suyos, uno de los mismos aficionados de los Cubs había impedido que el sueño de que Chicago llegara a unas World Series desde 1945 estuviese más cerca. Es cierto que aun eliminado a ese jugador no se hubiesen plantado aún en las finales, se hubiese tenido que eliminar a 4 bateadores más, pero la dinámica de ese partido era bastante propicia para los Cubs, que veían como en las primeras 7 entradas los Marlins habían sido incapaces de anotar carrera alguna, y hasta la interrupción de Bartman todo parecía que iba a continuar igual. Al final, como sucedió en el caso anterior se dió validez a la jugada, la pelota quedó como una foul ball sin atrapar, y el juego continuó. Pero como un ave rapaz que se avalanza contra su presa cuando menos se lo espera, la reacción de los Marlins fue igual de repentina, el incidente de Bartman atizó los ánimos de los jugadores del equipo de Miami y se sobrepusieron a la situación, anotando 8 carreras en esa misma entrada. Por el contrario los nervios de los jugadores de los Cubs se incrementaron ante la frustración de ver que una acción aislada pero fuera de su radio de actuación había tenido tan graves consecuencias.
Ante tales acontecimientos y al hacerse patente el responsable de dicha acción, los aficionados de los Cubs comenzaron a tomar represalias contra Steve Bartman y los amigos que iban con él. Es por menos insólito y chocante ver la imagen de como ante tanta animadversión a su persona, Bartman seguía en su butaca, impasible, refugiado en sí mismo, con la mirada perdida hacia la nada, creo que intentando hacer el vacío de todo lo que sucedia a su alrededor, como si al final todo fuese a solucionarse si persistía en aquella indolente acción. En un principio sólo eran silbidos y abucheos, pero poco a poco fue yendo a más, teniendo finalmente la seguridad del estadio que poner a salvo al joven aficionado. Desde los mismos Cubs, y por boca de su entrenador, Dusty Baker, se intentó quitar importancia a la acción, pero no fue suficiente para aplacar la ira de los aficionados. La repercusión de su acción no quedó sólo allí, los Cubs no perdieron tan sólo ese partido, sino que también el siguiente, también en Chicago. Toda la frustración de una afición que soñaba con llegar a las World Series tras 58 años de ausencia fue a dirigida contra Bartman, que no pudo librarse de ella ni en su misma ciudad, ni en su mismo domicilio. Al contrario de lo que sucedió con Jeffrey Maier que se convirtió en un ídolo para su afición, Steve Bartman se convirtió en un ser odiado, varias veces intentó pedir perdón mediante comunicados y todas ellas resultaron infructuosas. No concedió entrevistas como tampoco aceptó regalos que le llegaban de la afición contraria en aquel desgraciado partido. Los Florida Marlins no sólo ganaron el campeonato de la conferencia Nacional sobre los Cubs, sino que también se proclamaron campeones de las series mundiales, ganando a los Yankees por 4 partidos a 2.


Si se mira con detalle y friamente, el incidente de Bartman no habría tenido que tener especial relevancia. Es cierto que impidió la eliminación de un jugador en ese momento, pero ese jugador aún podía haber sido eliminado en los siguientes lanzamientos, cosa que al final no sucedió, pero que tampoco implicó carrera alguna. Es decir, los Cubs seguían teniendo casi las mismas posibilidades de acabar esa entrada con el marcador en contra a 0. Que no lo consiguieran no fue cosa precisamente de Steve Bartman. En cuanto a él, es verdad que habría de haber sido conciente que esa pelota era importante en el devenir de su equipo, no vale la excusa de que la radio que escuchaba iba con 7 segundos de retraso, estaba en el campo y debía de saber lo que pasaba. Por contra, qué aficionado en ese momento no hubiese alzado la mano para alcanzar la bola, no fue el único que lo hizo, hubieron más a su alrededor que hicieron el mismo gesto, entre las ganas de agarrarla y el temor a que otro pudiese alcanzarla antes, es justificable que hubiese actuado de esa manera casi por instinto. Desgraciadamente no fue conciente de lo que iba a acarrear dicho gesto. Una reacción exageradamente desmesurada, que ni club ni ciertos medios de comunicación pudieron apaciguar por un tiempo. Algo que ningún aficionado se merece por tal gesto instintivo, inocente o negligente.
Los aficionados van al campo a pasarlo bien, a compartir una grata experiencia con los suyos, amigos, pareja o familia, a disfrutar del partido, ver ganar a su equipo y si hay suerte tener la oportunidad de atrapar una pelota perdida. No tienen porque estar atentos constantemente a lo que suceda, sin embargo los casos de Jeffrey Maier y Steve Bartman explican otra historia, otra historia que dice que quizás el aficionado no es tan inocente como aparenta, y tiene que ser conciente de la situación exacta del partido, del valor de cada pelota. Hay unos límites, unas recomendaciones no escritas de lo que un aficionado puede hacer o no puede hacer, los dos casos son iguales pero con finales opuestos, es responsabilidad de cada uno elegir si quiere ser protagonista de una historia que no desea. Porque una cosa esta clara, si en algo coinciden los dos casos es en que tras dichas acciones el curso del partido cambió radicalmente, y el equipo que iba perdiendo, acabó no sólo ganando el partido, sino que también la serie. Su incidencia puntual sobre el partido pudo ser mínima, pero no la repercusión que tuvo en los equipos involucrados.
Por cierto, como habréis visto en el video, ayer Balentien consiguió finalmente el home run que le catapultó al Olimpo de jugadores que habían conseguido igualar el récord de 55 home runs en una temporada regular, sin embargo, al contrario que todos ellos, tiene margen suficiente, más de 20 partidos, para superarlo o ampliarlo, si todo acontece de manera normal, con toda deportividad.

Football vs Baseball

En la última entrada hemos tratado sobre las diferencias entre fútbol y béisbol, y como a través de ellas ver que uno consigue ser mucho más popular que el otro. Ese ejemplo podemos perfectamente localizarlo en España, donde sin ninguna duda el fútbol es el deporte rey, reinando en según que lugares de la península de forma dictatorial. Poco a poco otros deportes le han ido ganando un poco de terreno, como el baloncesto, el tenis, la fórmula 1, el motociclismo, pero aún así y todo no hacen sombra ni mucho menos al fútbol. En el caso particular del béisbol se puede decir que es un deporte totalmente minoritario.
Ahora extrapolemos la situación del béisbol a un medio donde existe una gran cultura por ese deporte, donde se vive con suma pasión, pero que sin embargo en las últimas décadas ha dejado de ser el deporte rey, a favor del, en este caso, fútbol americano. Viajemos a los Estados Unidos de América.
En la última entrada nos habíamos basado en tres tipos de diferencias: La facilidad en su práctica, la técnica y las reglas. Habiéndonos quedado claro que el fútbol europeo ganaba por paliza al béisbol en las tres. En este caso particular, no encontraríamos una sola razón en ninguno de estos tres factores para decir con firmeza que es por ello que el fútbol americano ha ido ganando más popularidad respecto al béisbol.
En técnica y reglas los dos deportes son muy parecidos, aunque a primera vista parezca mucho más fácil dominar la técnica del fútbol, la dificultad para dominar los caprichosos movimientos del balón ponen a los dos deportes a la par en dificultad. En cuanto a reglas nos encontramos con dos de los deportes con un reglamento de los más vasto y complicado, no teniendo nada que ver con el reglamento sencillo de otros deportes.
En lo que se refiere a la práctica, el béisbol sale con desventaja, dado que se necesita de más cosas para comenzar a practicarlo, sin embargo a la hora de jugar, resulta que el béisbol es más sencillo que el fútbol américano. Aparte de requerir un terreno de juego más amplio, hemos de disponer de un equipo para la defensa y otro para el ataque, que tengan un pleno control del balón y pleno conocimiento de las reglas, sumado a jugadores adecuados para cada posición, como quarterbacks, wide receivers, running backs, guards, linebackers, safeties, cornerbacks or placekickers. Sin olvidarnos que si queremos ponernos a jugar en serio necesitaremos de un buen equipo de protección para todos los jugadores y muchas ganas de contacto físico brusco y fuerte.
Por tanto no es aquí donde deberíamos buscar la razón, más bien deberíamos encontrarlo en el formato de la competición regular de los dos deportes.
La temporada regular de béisbol empieza a inicios del mes de abril y acaba a principios del mes de octubre, alargándose hasta inicios del mes de noviembre por los playoffs. Sin embargo, la temporada regular sumada a los playoffs del fútbol américano empieza a principios del mes de septiembre y acaba a principios de mes de febrero. Por tanto aquí ya tenemos una de las diferencias clave para ir entendiendo el panorama, hay más meses de competición en el béisbol que en el fútbol.
Sin embargo la diferencia crucial es el número de partidos que se disputan durante toda la temporada regular, en el béisbol son de 162 partidos por equipo, siendo 30 equipos los que compiten entre las dos conferencias, mientras que en fútbol solo se juegan 16 partidos por equipo, habiendo 32 equipos entre las dos conferencias. No nos hace falta sumar los partidos de playoffs para hacernos una idea de la enorme diferencia que hay entre el número de partidos de uno y del otro.
Se puede entender de esta manera el tremendo interés que suscita una competición que sólo dura 5 meses y donde hay un partido por semana por equipo, mientras que por el otro lado tenemos otra que dura 7 meses con más de un partido por semana por equipo, diluyendo en parte el interés hacia los partidos.
En la franja en que coinciden las temporadas de los dos deportes, es decir desde principios de septiembre a inicios de noviembre, las cuotas de audiencia de los partidos de fútbol son mucho más mayores que los playoffs de conferencia de béisbol, sólo cuando llegan las World Series, los playoffs por el título que juegan los dos campeones de conferencia, el béisbol consigue igualar o superar las audiencias del fútbol, el cual está aún en sus primeros partidos de temporada regular. Los playoffs también se vuelven un elemento importante a la hora de entender el incremento de interés por el fútbol. Están concebidos de tal forma que son mucho más impredecibles los de fútbol que los de béisbol. El formato de playoffs del fútbol se basa en un partido único para cada cruce, con lo cual favorece el factor sorpresa, y que el favorito no lo sea tanto. Sin embargo, el béisbol es más difícil que se de esa situación, ya que los cruces son al mejor de cinco partidos en los de división, y al mejor de siete en las finales de conferencia y las World Series, con lo cual resulta más complicado que un posible equipo humilde pueda dar la sorpresa.
Por otro lado hay otros factores extradeportivos que inclinan la balanza hacia el fútbol américano, según varias encuestas que se realizaron en su momento, dependiendo del extracto social del encuestado era más probable que preferiese un deporte u otro. La mayor parte de las personas que pertenecían a esferas de la sociedad más altas, con un buen nivel de vida, con cargos de resposabilidad y padres de familia preferían el béisbol porque en cierta manera encontraban la seguridad de ver como se cumplían los pronósticos, y el equipo favorito acababa por llevarse el triunfo. Sin embargo, por su parte la mayoría de personas personas pertenecientes a una clase social más modesta, media o baja, preferían el fútbol américano, dado que en él al ser a un solo partido, era más probable ver como el equipo chico se zampaba al equipo grande, reduciéndose las diferencias entre los dos tipos a la nada.
No es de extrañar por tanto que en la mayoría de encuestas que se hacen a la población norteamericana sobre su deporte favorito respondan casi siempre: Fútbol Américano, quedando muy por delante del béisbol. Más atrás encontraríamos otros deportes como los de motor, baloncesto o hockey, siendo notorio y destacado encontrarnos por encima o por en medio de estos 3 deportes, según que encuesta, el fútbol americano universitario que poco a poco ha ido ganando en adeptos también, llegando a ser más popular que la misma NBA.
No es extraño por tanto, que el fútbol haya desbancado al béisbol como deporte favorito para los americanos, una cosa que según se prevé no tiene pinta de cambiar. Sólo tenemos que fijarnos en los récords de audiencia que consigue el partido de la Super Bowl año tras año.

Fútbol vs Béisbol

No quiero utilizar esta entrada para abrir un debate sobre si es mejor un deporte u otro, mi intención no es otra que es resaltar el porqué uno es más popular que el otro.

Por buscar razones simples y sencillas podemos encontrar la facilidad que tiene el fútbol para ser practicado y entendible. Cualquier muchacho puede jugar a fútbol teniendo una pelota a la que darle patadas, y en el caso de que quieran hacer un partido, las porterias pueden ser sustituidas por cosas como piedras, mochilas, bolsas o montones de objetos que habremos visto usar miles de veces.

En lo referido a la técnica, hay gente con más habilidad que otra a la hora de tocar el balón, de hacer regates o chutar a porteria, sin embargo, la falta de técnica no te impide la práctica de este deporte, dado que para según que posición hace menos falta poseer una buena técnica. Que no quiere decir que a todos no nos guste que en nuestro equipo todos los jugadores sepan controlar debidamente bien la pelota.

Por lo que se refiere a las normas, no son muy complicadas, creo que la más difícil es la del fuera de juego, y con eso ya esta todo dicho de la dificultad que puede suponer entender las reglas de este deporte. Como gran futbolero que soy, creo que la mayor dificultad que he tenido a la hora de entender este deporte son los castigos por apreciación de mano intencionada o no. Dado que según un árbitro u otro, lo que era mano para el primero no lo era el segundo. En eso quizás sí que tendrían que tener una norma en su reglamento mucho más precisa.

Por el otro lado nos encontramos con el béisbol, un deporte la mar de complicado para que unos chavales puedan jugarlo, mínimo hace falta, bate de béisbol, guante de béisbol, pelota de béisbol, casco, y en lo referido a las bases pueden cambiarse por cualquier otro tipo de cosa, como por ejemplo piedras. En el tema técnica nos encontramos que también es mucho más difícil el béisbol que el fútbol, dado que como mínimo necesitas a gente que sepa coger la pelota con el guante, poder lanzarla más o menos al lugar preciso, y a la hora de batear llegar a golpear la pelota. En el caso de tener una persona un poco menos habilidosa siempre se le puede poner de rightfield o exterior derecha donde lo más seguro es que tenga que recibir pocas pelotas, sin embargo en las demás ocho posiciones requieren de personas más habilidosas. Todo esto, como he dicho, es como mínimo, porque sería bueno también que supiesen pitchear, y eso si que es mucho más complicado, porque no sólo es que le guste lanzar la pelota a toda velocidad sino que también que lo hiciese en el lugar correcto.

No obstante la mayor dificultad es encontrar un buen catcher o receptor, algo que a nadie le gusta hacer, mucho menos que de portero. Uno tiene que estar de cuclillas todo el rato, y tener la habilidad de coger los lanzamientos del pitcher, además de estar atento a coger la pelotas que en según que momento pueda lanzarte mal. Eso sin contar la posibilidad de recibir un pelotazo o peor un batazo. Por ello la posición de un buen catcher necesita de una buena equipación, casco, protector de cara, un gran peto que proteja pecho y estómago, y por supuesto coquilla.

En las reglas también sale perdiendo el béisbol, es uno de los deportes con una de las reglamentaciones más difíciles, tanto que si alguien no conoce bien las normas y le arbitran un partido tiene el peligro de que le piten algo y no entender el porqué.

Esto en resumen explica un poco del porqué el fútbol levanta más pasiones que el béisbol, la facilidad en su práctica y unas reglas sencillas le hacen ser un deporte mucho más popular. Sin embargo cuando una persona se introduce en el mundo del béisbol, llegando a practicarlo correctamente y a llegar a entender gran parte de sus reglas descubre un deporte capaz de atraer a cualquier persona que si hace el esfuerzo por practicarlo y entenderlo ya le será imposible dejarlo de lado.

Los Tigres de Kansai

Quiero aprovechar esta entrada para tomarme un capricho y explicar un poco mejor uno de los equipos más emblemáticos de Japón, los Hanshin Tigers, equipo de la liga japonesa de béisbol que tiene como feudo el emblemático Koshien. El gran coliseo donde se celebra el torneo de verano del Koshien, que trae cada año a los mejores equipos académicos de todo Japón, y de donde siempre surge una estrella, una figura que reluce más que las otras y que acaba convirtiéndose en toda una referencia para seguidores y amantes del béisbol y en objeto de deseo para equipos profesionales de Japón y América.
Antes de todo, en forma de preguntas intentaré explicar más o menos los pormenores del béisbol japonés, aparte de algunas curiosidades y luego me centraré más en el gigante beisbolístico de Kansai, Los Tigres de Osaka
  1. ¿De cuántos equipos se compone la liga japonesa de béisbol?:
    En Japón el número de equipos que participan a nivel profesional es de 12, que se dividen en dos ligas diferentes, como sucede en América con la National y la American League. En este caso, las ligas se denominan, Central y Pacific League

  2. ¿Los equipos de las dos ligas se pueden enfrentar entre ellos?:
    Antiguamente solo se enfrentaban en las Japan Series, unos playoffs que juegan los campeones de las dos ligas, pero desde la temporada 2005, pueden enfrentarse entre ellos en lo que se conoce como Kouryuusen, y que tiene como duración aproximadamente un mes, abarcando los meses de mayo y junio.

  3. ¿Cuánto dura la competición?:
    Las dos ligas empiezan a finales de marzo y acaban a finales de septiembre o principio de octubre. Luego, se alarga hasta noviembre entre las disputas de las Climax Series y las Japan Series.

  4. ¿Climax Series?:
    Son unos playoffs por el título de liga que disputan los 3 primeros clasificados, enfrentándose en primer lugar el segundo contra el tercero al mejor de 3 partidos para luego el ganador de la eliminatoria enfrentarse al primero de la fase regular al mejor de 6 partidos.
    Aunque se lleva acabo en las dos ligas desde la temporada 2007, desde el 2004 se llevaba celebrando en la liga pacífica, con el nombre de Pacific Series
    En el caso de las Japan Series, que enfrentan a los dos ganadores de las dos respectivas Climax Series, se disputa al mejor de 7 partidos.

  5. ¿Qué equipos componen cada liga?:
    Por la Liga Central:
    Yomiuri Giants (Prefectura: Tokyo-Ciudad: Tokyo)
    Hanshin Tigers (Prefectura: Hyogo-Ciudad: Nishinomiya)
    Chunichi Dragons (Prefectura: Aichi-Ciudad: Nagoya)
    Tokyo Yakult Swallows (Prefectura: Tokyo-Ciudad: Tokyo)
    Hiroshima Toyo Carp (Prefectura: Hiroshima-Ciudad: Hiroshima)
    Yokohama BayStars (Prefectura: Kanagawa-Ciudad: Yokohama)
    Por la Liga Pacífica:
    Fukuoka Softbank Hawks (Prefectura: Fukuoka-Ciudad: Fukuoka)
    Chiba Lotte Marines (Prefectura: Chiba-Ciudad: Chiba)
    Saitama Seibu Lions (Prefectura: Saitama-Ciudad: Tokorozawa)
    Hokkaido Nippon Ham Fighters (Prefectura: Hokkaido-Ciudad: Sapporo)
    Orix Buffaloes (Prefectura: Osaka-Ciudad: Osaka)
    Tohoku Rakuten Golden Eagles (Prefectura: Miyagi-Ciudad: Sendai)

  6. ¿Cuáles son los equipos más laureados?:
    Por supuesto, los Giants, el equipo más emblemático del Japón, conocido también popularmente por el equipo de Japón, tiene en su haber un total de 33 títulos de liga y 21 Japan Series dominando claramente el escenario del Béisbol japonés. Muy detrás de él se situan los Seibu Lions con 21 ligas y 13 Japan Series. El tercero en discordia son los Hawks con 13 ligas y 4 Japan series. Con esto se puede ver que en la Pacific League las ligas han estado más repartidas, mientras que en la Central League los Giants han dominado de forma dictatorial durante gran parte su historia

  7. ¿Cuáles son los equipos que arrastran más masa social?:
    Sobretodo los Giants y los Tigers son sin duda los dos equipos con más aficionados. Detrás ya vendrían otros equipos como los Lions, los Marines o los Hawks. Aunque históricamente los equipos de la Central League han tenido más apoyo social, últimamente debido a los cambios recientes que se han producido los equipos de la Pacific League han ganado en adeptos.

  8. ¿Hay algún partido que despierte un tremendo interés?:
    El duelo entre Giants y Tigers son los partidos por excelencia y los que tienen más interés mediatico. Luego podríamos encontrar el derbi entre Giants y Swallows. Debido también al ascenso en los últimos años de los Dragons como alternativa a los Giants en la Central League, sus enfrentamientos también generan cierto movimiento entre medios y aficionados.

  9. ¿En el caso concreto de los Hanshin Tigers, cuál es su palmares?:
    El palmares de los Tigers es bastante modesto y uno de los más cortos de entre los 12 clubs profesionales. Siendo de 5 ligas y 1 Japan series.

  10. ¿Cómo un equipo de tal palmares arrastra tanta masa social?:
    Desde su creación en 1935, los Tigers fueron todo un símbolo del béisbol japonés. Para muchos aficionados que echaban de menos tener una liga profesional como la americana, la fundación de una liga japonesa en 1936 con equipos de reciente creación como los Tigers fue toda una gran satisfacción. En sus inicios se hicieron míticos los duelos que enfrentaban a los dos decanos del béisbol nippon, Giants y Tigers, el primero representando a zona de Kanto y el segundo a la de Kansai, llevando al mundo del deporte una rivalidad histórica entre estas dos regiones. Fue en este periodo que duró hasta 1949 que se fraguó esa rivalidad entre estos grandes equipos nipones que se repartieron casi por completo los campeonatos de liga. Fue a partir de 1950, cuando la liga profesional de béisbol se divide en dos, la Pacífica y la Central, que los Tigers comienzan a perder ese aura de victoria que hasta entonces les había acompañado. Otro de los posibles motivos de su popularidad fue tener como terreno de juego el mítico Koshien, coliseo que adoraban los japoneses porque cada año podían disfrutar de uno de los eventos beisbolísticos más importantes del país, como era el torneo de verano del Koshien. El sentimiento que procesaban miles de japoneses hacia el estadio se trasladó en cierta medida al equipo que disputaba los partidos en él. Pero otra de las causas de su gran popularidad es el espíritu de entrega que siempre han tenido sus aficionados, que se diferenciaban enormemente del resto al animar de forma efusiva y a veces excesiva a su equipo, llevándolos a tener toda una seña de identidad bastante clara y propia que no dejaba impasible a ningún japonés.

  11. ¿Los títulos conseguidos antes de 1950 cuando la Liga era una de sola computan?:
    No

  12. ¿Hay algún jugador que se haya convertido en un mito en la historia de los Tigers?:
    Randy Bass, el actuar senador por Oklahoma, entró en la historia de los Tigers en 1985 ayudando de forma significativa a su equipo a ganar su tercera liga después de 21 años sin conseguirlo y lograr su única Japan Series, obteniendo además como jugador el MVP de la liga Central y la triple corona, es decir ser líder en promedio de bateos, home runs y carreras conseguidas gracias a alguno de sus bateos (RBI). A día de hoy continua siendo todo un símbolo para los aficionados de los Tigers.