jueves, 12 de septiembre de 2013

El dilema de Steve Bartman

Ayer mismo mientras seguía con emoción si Wladimir "Coco" Balentien igualaba o superaba el récord de Home Runs de Sadaharu Oh durante el partido de la liga japonesa de béisbol que enfrentaba a los equipos de Hiroshima Carps y Yakult Swallows, equipo donde milita. Estuve pensando en los demás jugadores que habían tenido esa oportunidad y no lo habían conseguido, como Randy Bass que en 1985 cuando militaba en los Hanshin Tigers se quedó a 1 solo home run de igualar el récord de 55HR, o de Tuffy Rhodes y Álex Cabrera que consiguieron igualarlo, en 2001 y 2002 respectivamente, pero no superarlo. Por motivos que no entrare a valorar aquí pero que se pueden leer en el enlace de arriba.


Al pensar en esas injusticas deportivas, me vinieron a la cabeza otras, y una sobre todas las demás se me quedó. En realidad conocía el hecho y la gran repercusión que tuvo, pero no conseguía recordar el contexto exacto, como qué equipos jugaban, y si era un partido regular o de playoff. Buscando un poco por la red lo encontré fácilmente; era el incidente de Jeffrey Maier, el caso es que este niño, lo era en 1996, no se le ocurrió otra cosa que coger una bola que iba a su posición metiendo el guante dentro de los límites del campo. Es lo más normal del mundo que un aficionado que asista a un partido de béisbol intente coger cualquiera de las bolas perdidas que salen disparadas hacia el público durante el transcurso de un partido, lo malo es que en este caso si Jeffrey no hubiese alargado el brazo más allá del muro que limita el campo del juego, la bola hubiese estado siguiendo viva y el right fielder, Tony Tarasco, la hubiese podido coger, eliminando al bateador Yankee en cuestión, aunque por supuesto, es tan solo una hipótesis. La controversia viene dada en el contexto, el incidente se produce durante la octava entrada del primer partido de la final de conferencia Americana entre los Baltimore Orioles y los NY Yankees en Nueva York, el resultado en ese momento iba 4 a 3 a favor de los Orioles cuando se produce esa jugada. El lío viene cuando el árbitro más cercano a la jugada da validez a lo acontecido y otorga un home run a los Yankees ante las protestas airadas de los jugadores de Baltimore. Los Yankees empatan el partido a 4 y finalmente se lo llevan por un resultado de 5 a 4, en la segunda entrada extra, la enésima. Ese año los Yankees se meten en las World Series que acabarían ganando contra los Atlanta Braves.


No hay que ser demasiado listo para imaginar como debían sentirse parte de los aficionados de Baltimore ante tal hecho, aún se pueden encontrar referencias sobre el incidente de Jeffrey Maier por parte de dichos aficionados y no precisamente son cordiales. Por otro lado, Jeffrey Maier se convertió en un personaje bastante popular entre los aficionados Yankees, que en cierta manera agradecían el gesto que había tenido en aquel momento. Pero mirando friamente los números, es cierto que luego Baltimore ganó el segundo partido y quizás si hubiese ganado el primero, como parecía que podía pasar, se hubiese encontrado con un 2 a 0 a su favor, pero también es cierto que luego perdió los 3 siguientes partidos. Acabando el resultado en un contundente 4 a 1. Por tanto el incidente, aunque notorio y controvertido, en un principio no tenía porque haber incidido gravamente sobre el resultado final.
Mientras buscaba sobre el incidente de Jeffrey Maier descubrí que años después había sucedido uno similar pero con consecuencias totalmente diferentes, al cual denominaré el dilema de Steve Bartman. En este caso me remonto al año 2003, en las finales la conferencia Nacional se enfrentaban en Chicago los Florida Marlins y los Chicago Cubs por un puesto en las World Series, a la llegada de aquel sexto partido, los Cubs iban por delante 3 partidos a 2, con lo cual si ganaban ese partido se metían en las finales mundiales. En la octava entrada de ese sexto partido los Cubs iban ganando 3 a 0, era turno de bateo para los Marlins, tenían un eliminado y un corredor en segunda base, al llegar el turno del siguiente bateador, uno de sus bateos salió disparado hacia atrás, dirección contraria al campo de juego, lo que se denomina una foul ball, en este caso, si cualquier jugador del equipo contrario tiene la oportunidad de coger esa bola antes de que toque el suelo, el bateador es automáticamente eliminado. Eso mismo pensaba hacer el left fielder de los Cubs, Moisés Alou, pero justo cuando tenía intención de cogerla, Steve Bartman junto a otros espectadores más alargaron los brazos dentro de los límites del terreno de juego para intentar coger la bola, Steve no pudo atraparla, pero interrumpió su trayectoria e hizo que fuese imposible que Alou pudiese alcanzarla. En los videos se puede apreciar el run-run que comenzó a surgir en el estadio al descubrir que uno de los suyos, uno de los mismos aficionados de los Cubs había impedido que el sueño de que Chicago llegara a unas World Series desde 1945 estuviese más cerca. Es cierto que aun eliminado a ese jugador no se hubiesen plantado aún en las finales, se hubiese tenido que eliminar a 4 bateadores más, pero la dinámica de ese partido era bastante propicia para los Cubs, que veían como en las primeras 7 entradas los Marlins habían sido incapaces de anotar carrera alguna, y hasta la interrupción de Bartman todo parecía que iba a continuar igual. Al final, como sucedió en el caso anterior se dió validez a la jugada, la pelota quedó como una foul ball sin atrapar, y el juego continuó. Pero como un ave rapaz que se avalanza contra su presa cuando menos se lo espera, la reacción de los Marlins fue igual de repentina, el incidente de Bartman atizó los ánimos de los jugadores del equipo de Miami y se sobrepusieron a la situación, anotando 8 carreras en esa misma entrada. Por el contrario los nervios de los jugadores de los Cubs se incrementaron ante la frustración de ver que una acción aislada pero fuera de su radio de actuación había tenido tan graves consecuencias.
Ante tales acontecimientos y al hacerse patente el responsable de dicha acción, los aficionados de los Cubs comenzaron a tomar represalias contra Steve Bartman y los amigos que iban con él. Es por menos insólito y chocante ver la imagen de como ante tanta animadversión a su persona, Bartman seguía en su butaca, impasible, refugiado en sí mismo, con la mirada perdida hacia la nada, creo que intentando hacer el vacío de todo lo que sucedia a su alrededor, como si al final todo fuese a solucionarse si persistía en aquella indolente acción. En un principio sólo eran silbidos y abucheos, pero poco a poco fue yendo a más, teniendo finalmente la seguridad del estadio que poner a salvo al joven aficionado. Desde los mismos Cubs, y por boca de su entrenador, Dusty Baker, se intentó quitar importancia a la acción, pero no fue suficiente para aplacar la ira de los aficionados. La repercusión de su acción no quedó sólo allí, los Cubs no perdieron tan sólo ese partido, sino que también el siguiente, también en Chicago. Toda la frustración de una afición que soñaba con llegar a las World Series tras 58 años de ausencia fue a dirigida contra Bartman, que no pudo librarse de ella ni en su misma ciudad, ni en su mismo domicilio. Al contrario de lo que sucedió con Jeffrey Maier que se convirtió en un ídolo para su afición, Steve Bartman se convirtió en un ser odiado, varias veces intentó pedir perdón mediante comunicados y todas ellas resultaron infructuosas. No concedió entrevistas como tampoco aceptó regalos que le llegaban de la afición contraria en aquel desgraciado partido. Los Florida Marlins no sólo ganaron el campeonato de la conferencia Nacional sobre los Cubs, sino que también se proclamaron campeones de las series mundiales, ganando a los Yankees por 4 partidos a 2.


Si se mira con detalle y friamente, el incidente de Bartman no habría tenido que tener especial relevancia. Es cierto que impidió la eliminación de un jugador en ese momento, pero ese jugador aún podía haber sido eliminado en los siguientes lanzamientos, cosa que al final no sucedió, pero que tampoco implicó carrera alguna. Es decir, los Cubs seguían teniendo casi las mismas posibilidades de acabar esa entrada con el marcador en contra a 0. Que no lo consiguieran no fue cosa precisamente de Steve Bartman. En cuanto a él, es verdad que habría de haber sido conciente que esa pelota era importante en el devenir de su equipo, no vale la excusa de que la radio que escuchaba iba con 7 segundos de retraso, estaba en el campo y debía de saber lo que pasaba. Por contra, qué aficionado en ese momento no hubiese alzado la mano para alcanzar la bola, no fue el único que lo hizo, hubieron más a su alrededor que hicieron el mismo gesto, entre las ganas de agarrarla y el temor a que otro pudiese alcanzarla antes, es justificable que hubiese actuado de esa manera casi por instinto. Desgraciadamente no fue conciente de lo que iba a acarrear dicho gesto. Una reacción exageradamente desmesurada, que ni club ni ciertos medios de comunicación pudieron apaciguar por un tiempo. Algo que ningún aficionado se merece por tal gesto instintivo, inocente o negligente.
Los aficionados van al campo a pasarlo bien, a compartir una grata experiencia con los suyos, amigos, pareja o familia, a disfrutar del partido, ver ganar a su equipo y si hay suerte tener la oportunidad de atrapar una pelota perdida. No tienen porque estar atentos constantemente a lo que suceda, sin embargo los casos de Jeffrey Maier y Steve Bartman explican otra historia, otra historia que dice que quizás el aficionado no es tan inocente como aparenta, y tiene que ser conciente de la situación exacta del partido, del valor de cada pelota. Hay unos límites, unas recomendaciones no escritas de lo que un aficionado puede hacer o no puede hacer, los dos casos son iguales pero con finales opuestos, es responsabilidad de cada uno elegir si quiere ser protagonista de una historia que no desea. Porque una cosa esta clara, si en algo coinciden los dos casos es en que tras dichas acciones el curso del partido cambió radicalmente, y el equipo que iba perdiendo, acabó no sólo ganando el partido, sino que también la serie. Su incidencia puntual sobre el partido pudo ser mínima, pero no la repercusión que tuvo en los equipos involucrados.
Por cierto, como habréis visto en el video, ayer Balentien consiguió finalmente el home run que le catapultó al Olimpo de jugadores que habían conseguido igualar el récord de 55 home runs en una temporada regular, sin embargo, al contrario que todos ellos, tiene margen suficiente, más de 20 partidos, para superarlo o ampliarlo, si todo acontece de manera normal, con toda deportividad.

No hay comentarios: