viernes, 30 de mayo de 2008

Hillary, Hillary...

En estos días en los cuales los dos candidatos están practicando en Puerto Rico su español, un asunto se esta cociendo en los despachos de los asesores de campaña de Hillary Clinton. Conseguir que los resultados de las primarias en Michigan y Florida tengan valor.
No es que suceda que tanto republicanos como demócratas no tengan en consideración el voto de los ciudadanos de Miami, de Detroit o de cualquier otra ciudad perteneciente a estos estados, sino que sencillamente tanto uno como otro decidieron cambiar la fecha pre-establecida e inamovible de sus respectivas primarias, prefiriendo no ser incluidos a la larga lista de estados que votaban el Supermartes a favor de ganar más transcendencia política teniendo días propios de votación. Dada esta circunstancia según las normas establecidas de los dos partidos se tuvo que, no anular esas elecciones estatales, sino eliminar el número de delegados que se hubiesen tenido que repartir los candidatos pertinentes.
En un principio, dado que la normativa era esa, nadie puso en cuestión aquella decisión, aparte de los estados afectados, pero en los albores del fin de una de las contiendas más reñidas de la historia demócrata, Clinton ha decidido que a situaciones límite medidas desesperadas, o eso es lo que se intuye viendo como esta intentando dar validez a esos dos resultados, habiendo descubierto que ya ni el número de superdelegados esta a su favor en unas primarias donde su rival ya esta centrando su campaña hacia su más que probable futura disputa con el representante republicano McCain.
De momento, el partido demócrata se niega totalmente a repartir los delegados correspondientes a las elecciones de los dos estados, que favorecen a Clinton, que ganó en los dos. Pero en el caso que el partido demócrata diese su visto bueno, la cosa quedaría mas o menos de esta manera:
En el estado de Florida tendrían que haber estado en juego un total de 211 delegados, Clinton venció en esas elecciones por un 50% del total de los votos, mientras Obama consiguió un módico 33%, con lo cual Hillary hubiera ganado unos 105 delegados contra 69 de Obama, pero en Michigan la cuestión se complica más. Obama no decidió participar en esas elecciones dado que no habían delegados en juego, y prefierió ahorrarse el dinero que supondría montar toda una campaña extra y sin premio, aunque algunos también le acusaron de olvidarse de la gente de Michigan que apostaba por él. Por lo que Hillary y otros candidatos demócratas más participaron en el caucus de ese estado. Clinton consiguió un 55% de los votos, hubiese obtenido unos 86 delegados de 157 en juego respecto a ninguno por Obama. Pero es curioso observar que si Hillary no consiguió más proporción de votos a favor en unas elecciones donde se ausentaba su principal rival fue debido a parte de aquellas personas que apoyaban al senador por Illinois, que aun no habiéndose presentado, decidieron votar nulo como señal de desagrado hacia los candidatos presentados, consiguiendo un 44% del total de votos escrutados. Por lo tanto si hubiesen sido así las cosas, la senadora por NY sumaría 122 delegados extra a la diferencia actual con su rival, que dejaría de ser 199 a pasar tan solo a 77 a favor de Obama, pero que al fin y al cabo no serviría para nada, ya que a estas alturas Obama con sus 1981 delegados actuales sumados a los supuestos 69 de Florida superaría el límite necesario de delegados para ser candidato a la Casa Blanca, 2026.
Pero dejándome de cálculos hipotéticos, esta vía parece totalmente descartada, y aunque se ha hablado de repetir las elecciones en aquellos dos estados, supondría tal gasto de dinero que a estas alturas las arcas del partido demócrata ni las de los dos contendientes se lo podrían permitir. En unas primarias de desgaste total los demócratas solo esperan ver llegado el día en que Hillary por fin tire la toalla.

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