A lo largo de este blog he ido hablando bastante sobre este polémico récord y todo lo que ha generado a su alrededor, abarcando desde pequeños comentarios a dedicarle una entrada entera. Pero sería injusto por mi parte, no dedicarle aunque sean unos minutos de mi tiempo para explicar levemente el por qué de su importancia.
Sadaharu Oh estableció el récord, hasta anteayer vigente, de 55 home runs durante una temporada regular, sin contar playoffs, en 1964, cuando jugaba en los Gigantes de Tokio. Desde ese momento ningún otro jugador se había acercado tanto a esa cifra como Randy Bass en 1985. El año por antonomasia más glorioso para los Tigres de Kansai, consiguieron los títulos de la liga central y las series japonesas, Randy Bass su figura estrella por aquel momento consiguió la cifra de 54 home runs. En un partido que está aún en la retina de muchos aficionados de los Hanshin Tigers, su equipo se enfrentaba contra los Giants en el último encuentro de la temporada, y es entonces cuando el senador demócrata por Oklahoma desde 2004, cada vez que le tocaba el turno de bateo, el pitcher de los Giants le lanzaba bolas intencionadas, lejos de la zona de strike y fuera del alcance de Brass. Fue entonces cuando su produjo un gesto que nadie olvidará, Bass cogió el bate al revés, agarrándolo por la cabeza, y siguió manteniendo su pose de bateo, dando a entender, a parte de la frustración del momento, que ni a esas el pitcher le iba a lanzar una bola buena. Casualmente el entrenador de los Yomiuri Giants en aquella época era el mismo Sadaharu Oh. Las suspicacias sobre tal acto fueron en aumento y acabaron por confirmarse cuando primero un pitcher americano, que jugaba en los Giants aquella temporada, comentó que tenían establecida una multa de 1000 dólares a quien se atreviera a lanzarle una pelota a Bass en la zona de strike. Y por último, tras un trabajo de investigación periódistico por un magazine japonés se descubrió que Oh había dado la orden de impedir que Bass igualara o superara su récord de home runs.
Un caso similar volvió a producirse de nuevo en el año 2001, cuando Tuffy Rhodes, jugador americano que militaba por aquel entonces en las filas de los Kintetsu Buffaloes igualó el récord de Oh de 55 home runs. A pocos partidos de acabar la temporada, el equipo de Rhodes, que ya se había asegurado el título de la liga pacífica, se enfrentaba a los Daiei Hawks, entrenados por aquel entonces por Sadaharu Oh. La experiencia que sufrió Bass en su momento no fue muy distinta a la experimentaba por Rhodes, que vió como lanzamiento tras lanzamiento no paraban de llegarle bolas lejanas a su posición, imposibles de batear. A cada turno de bateo acababa embasándonse automáticamente, sin haber tenido la oportunidad de batear. Rhodes, que solía tener un fuerte carácter en el terreno de juego, no dudó en quejarse públicamente ante tal acción antideportiva. Los medios de comunicación especializados cogerien el guante y apuntaron directamente a Oh.
Un año después, en el 2002, el rival de Rhodes por conseguir el mejor registro de home runs cada temporada, Álex Cabrera, le pasó exactamente igual. El jugador venezolano de los Seibu Lions se encontró en la misma situación que Rhodes el año previo. Con 55 home runs en su haber, y con el título de campeones de la liga pacífica ya casi bajo el brazo, había de enfrentarse también a los Daiei Hawks de Oh. Y como le sucediera a Rhodes, él tampoco tuvo la oportunidad de poder batir el récord. Sin embargo, al contrario que Rhodes, Cabrera tuvo más partidos después de superar las series con los Hawks, con lo cual podría haber batido el récord durante el transcurso de estos, cosa que al final no pudo hacer. Al acabar la temporada, durante sus vacaciones en Venezuela, comentó que al igual que le había pasado a Rhodes sintió cierta frustración por lo sucedido ante los Hawks, pero que tras aquello se había enfrentado a otros equipos, donde algunos de sus pitchers no habían tenido ningún problema en lanzarle pelotas en condiciones, por tanto hubiese tenido la ocasión de batir el récord de Oh. En este aspecto añadió que existía una línea de pensamiento en el deporte japonés donde estaba mal visto que los extranjeros batieran sus récords, sin embargo aportó que estaba concentrada en ciertos sectores más cerrados, no representando a todo el deporte en su conjunto. Por ello quiso agradecer a todos aquellos pitchers, y por extensión a sus entrenadores, que se atrevieran a competir correctamente contra él, dejando de lado actitudes antideportivas.
Esta temporada 2013, lo que ansiaron hacer Bass, Rhodes y Cabrera, lo consiguió este jugador de 29 años, que había pasado por equipos de la Major league como los Mariners y los Reds, y que llevaba casi 3 años en la liga japonesa. Balentien sería el arquetipo de jugador del que trata la película Moneyball, no destacando demasiado, pero con un potencial aún por descubrir. Sus inicios fueron bastante prometedores cuando comenzó en el 2000 su andadura profesional en la Minor League con los Arizona League Mariners, filial de los Seattle Mariners. En aquella liga estatal, la Arizona League, destacó como jugador llegando a ser All-Star. En el año 2003, ya batió su primer récord de home runs, en este caso de la liga de Arizona, que poseía Luís García con 13, dejando el nuevo registro en 16HR. Marca que no fue superada hasta 2012 por Joey Gallo. Finalmente su paso a la Major League llega en 2007, sin embargo tanto en los Seattle como luego poco después en los Reds, su presencia fue bastante modesta, hasta que en 2010 vuelve a las ligas menores de la mano de los Louisville Bats, filial de los Cincinnati Reds. En 2011 cruza el charco y firma con el equipo japonés Yakult Swallows donde sus dos primeros años consigue llevarse el título de máximo anotador de home runs con una cifra de 31 en los dos años. A pesar de este reconocimiento, y de ser elegido All-Star en esos dos años, su promedio de bateo seguía siendo muy bajo. Es entonces cuando Junji Ogawa, entrenador de los Swallows, decide mejorar el defecto que tiene Balentien a la hora de batear, y que no tenía nada que ver con su técnica, sino con su impaciencia. Hasta ese momento los Yakult Swallows sólo se habían preocupado que su bateadores hicieran hits que impulsarán a los corredores por las bases, por tanto el motivo del fichaje de Balentien nunca fue por su habilidad de hacer home runs, es a partir del 2013 que se decide mejorar esta particularidad. Durante esa temporada se hace visible la mejora en este aspecto, llegando a finales de agosto a una increíble marca de 50 home runs, teniendo dos meses aún por delante para amenazar el récord de Oh. El 11 de septiembre en un encuentro contra los Hiroshima Carps iguala la mítica cifra de 55, igualando el registro de los antes mencionados Oh, Rhodes y Cabrera. Finalmente el 15 de septiembre, anteayer mismo, la supera con un fabuloso home run que entraba en la historia del béisbol japonés. En ese mismo partido contra los Hanshin Tigers, consigue un segundo home run, elevando la cifra a 57 y superando también el récord de Asia que había sido establecido en el 2003 por Lee Seung-Yeop con los Samsung Lions de la liga surcoreana.
La historia de Coco Balentien aún no ha acabado, la cifra aún puede aumentar y poner el registro todavía más inaccesible para futuros bateadores. Lo que sí está claro es que ya nadie le podrá quitar el lugar que se merece en el béisbol japonés, terminando de una vez por todas con un debate polémico que se contraponía a lo que estaba sucediendo en Estados Unidos con los jugadores japoneses, dejando en mal lugar no sólo a los responsables de dichas acciones sino a todo el deporte en sí. Es cierto que varios de los extranjeros que han jugado en la liga japonesa han batido muchos de los récords que estaban establecidos por jugadores japoneses, pero no es menos cierto, que éste en cuestión había cogido cierta indeseada importancia debido a la polémica previa que se había generado en torno a él, convirtiéndolo para algunos en algo incómodo y para otros en algo patrio que había que defender. Si en su momento Bass hubiese batido dicho récord nunca hubiese cogido dicha importancia, que por cierto en 1985 carecía.
Sadaharu Oh en su empeño por que su récord no fuese batido, se convirtió en el instigador, el provocador de dicho sentimiento y de otorgar dicha importancia, que lamentablemente ha durado hasta nuestros días. Sin embargo la complicidad que anteriormente hubiese podido tener por parte sus colegas de profesión, por aficionados al béisbol y por parte de la misma sociedad japonesa se fue diluyendo al ver como jugadores japoneses como Ichiro Suzuki batían récords en Estados Unidos, sin que nadie pusiese ningún impedimento en ello, más bien todo lo contrario, reconociéndolos y premiándolos. Tras ser su récord superado, las primeras declaraciones de Oh fueron: "Tengo ganas de ver hasta donde es capaz de llegar" (どこまで行くが楽しみ)